Sandra Barceló

Psicóloga de La Cuina de la Lore

Psicóloga-Formadora. Col. COPC22270

Como ya hemos visto en entradas anteriores, los hábitos de vida saludables incluyen llevar una alimentación equilibrada, realizar ejercicio físico regularmente y fomentar el bienestar social y emocional.

Desde el punto de vista psicológico, son muchos los factores que tienen que ver con tomar la decisión de hacer un cambio de hábitos hacia un estilo de vida más saludable y mantenerlos.

¿Cuántas veces nos hemos propuesto -especialmente al principio de cada año- empezar a hacer ejercicio, comer mejor o cuidarnos más, en general?

¿Y por qué no llegamos a mantener estos hábitos?

¿Qué es lo que puede estar fallando?

¡Sigue leyendo y te daremos algunas claves para ayudar a mantener la motivación y crear rutinas o hábitos de vida saludable!

Pautas para tener un estilo de vida saludable

 

1.Asegúrate de estar en un momento estable para hacer cualquier cambio.

Si estás pasando un momento difícil en tu vida, quizá no sea el mejor momento para tomar decisiones importantes, si no te sientes con la motivación suficiente para ello, ocúpate de lo más urgente y cuando estés mejor tendrás más probabilidades de éxito. En ocasiones no es un buen momento para hacer los cambios y esto nos lleva a frustrarnos y dejar de intentarlo. Esto no quiere decir que no te plantees hacer pequeñas cosas en tu día a día, sin exigirte demasiado, que te puedan ayudar a sentirte mejor. ¡Seguro que tu cuerpo y tu mente te lo agradecen!

Lo importante es tratar de mejorar cada día un poquito, sin presiones ni autoexigencia, sino porque así lo siento y lo quiero realmente.

2.Márcate pequeños objetivos a corto plazo. No quieras cambiarlo todo de golpe.

Si las expectativas no son realistas o los objetivos no están bien formulados es posible que por mucho que te esfuerces y por mucha disciplina que tengas no llegues a los resultados deseados. Como hemos comentado, tampoco es recomendable querer cambiarlo todo de golpe. Establece prioridades y ve avanzando poco a poco. ¡Eso será tu garantía de éxito!

Lo ideal de un buen objetivo es que esté planteado en positivo, que seaalcanzable, concreto, medible y que dependa de ti. Por ejemplo, en lugar de plantearte dejar de comer alimentos procesados, puedes plantearte comer 4 raciones de verdura y fruta al día.

3.Escribe los objetivos en una hoja, ponla en un lugar visible y revísala cada día, si es necesario haz algunas modificaciones.

Para lograr tus metas necesitas un buen plan de acción. Unos pasos concretos para llevar a cabo tus objetivos. Es recomendable que vayas registrando los progresos, las dificultades y lo revises habitualmente, adaptando el plande acción a tus circunstancias de manera flexible.

Puedes establecer fechas límite o medidas concretas para dar por finalizado un objetivo. ¡Acuérdate de darte un pequeño premio a modo de refuerzo cuando lo logres! De esta manera te será más fácil mantener la motivación.

También puedes buscar frases que te empoderen y te ayuden a visualizar tu objetivo (tipo: “quiero, puedo y soy capaz”), escribirla en un lugar visible y recordarla diariamente o en momentos de flaqueza para darte ánimos y recordar tu objetivo. Esto nos lleva al siguiente paso…

4.Haz de tu mente tu aliada

Reflexiona y hazte consciente de tu discurso mental, de tus pensamientos y tu diálogo interno. Date cuenta de si es un relato positivo (“estoy feliz de haber logrado un primer paso”, “voy por buen camino”, “estoy aprendiendo”) o por el contrario catastrofista (“no voy a ser capaz”, “esto no es para mí”, “no debería haber hecho esto”).

Nuestros pensamientos determinan en gran medida nuestra motivación y actitud hacia los cambios, por eso es importante cuidar cómo nos hablamos, ser amables con nosotros/as mismos/as y evitar juzgarnos (“a la próxima lo haré mejor” en lugar de “eres un/a fracasado/a”)

Una estrategia que suele funcionar bastante bien es, cuando nos damos cuenta de que entramos en un diálogo interno negativo, imaginar qué nos diría una persona que nos quiere, las personas solemos ser más indulgentes con los/as demás que con nosotros/as. Y esto también requiere práctica.

Aceptar la imperfección, que nos vamos a equivocar en muchas ocasiones o que nos va a costar mucho esfuerzo conseguir algo, también es importante, para aprender a darnos permiso, a perdonarnos, no culparnos y no entrar en modo destructivo.

5.Recuerda: ¡Pedir ayuda es de valientes!

La sociedad, la cultura, la educación, etc.… tradicionalmente nos han enseñado que tenemos que ser independientes, que con esfuerzo y fuerza de voluntad todo es posible, que, si queremos, podemos. Y que pedir ayuda puede significar mostrarse vulnerable o asumir que yo solo/a no puedo con algo.

Gracias a todos los avances científicos en salud emocional, cada vez más, se va derribando ese mito erróneo de pensamiento y nos damos cuenta de que, acudir a una persona especialista y pedir ayuda, en un momento determinado, es precisamente ser valiente, afrontar el problema con el que me encuentro y solicitar herramientas para posteriormente aplicarlas de una manera más eficaz.

¿Te atreves con el cambio?

Estudios científicos demuestran que el esfuerzo personal por mejorar un estilo de vida resulta rentable por sus repercusiones no sólo en la salud física, sino también en la salud psicológica.